Una verdadera pesadilla es la que vivió una mujer vecina de la calle Dr. Favaloro de la localidad de Salto, que vive en esa misma casa desde hace diez años aproximadamente; en horas de la madrugada la misma se encontraba descansando en su domicilio, desde pasada la medianoche, cuando unas horas después despertó con dos malvivientes junto a ella que la «secuestraron» dentro de su misma habitación, le robaron dinero y una moto.
El hecho habría comenzado aproximadamente alrededor de las las 04:00 AM. cuando la mujer escucha un fuerte ruido, pero supuso que se trataba de sus mascotas, ya que su habitación queda en planta alta y sus perros se encontraban en la planta baja. Ahí es cuando decide encender la luz de su dormitorio e ingrata fue la sorpresa que se llevó cuando se le aparecieron en la puerta dos sujetos, los cuales tenían el rostro tapado con algo de lana, gorros de lana, y camperas rompe viento oscuras.
Los malhechores, además de tener sus rostros cubiertos no le permitían mirarlos, todo el tiempo le pedían que baje la vista y que no los mirara, uno de ellos es quien se queda con la víctima, un hombre en apariencia de contextura física más delgada, de tez blanca, de un 1.65 de alto aproximadamente, de unos treinta años de edad, quien le apunta con una pistola de color oscura, y le daba las indicaciones: le dice que se acueste en la cama, le coloca unas esposas como las de la policía en las muñecas sobre la espalda y ahí es cuando el segundo hombre comienza a revisar la planta baja, mientras que el que le apuntaba con el arma le decía ¿DONDE ESTA LA PLATA, DONDE ESTA EL ORO? ¡NO VAYAS A GRITAR!».
De hecho, una de las particularidades que relata la mujer horrorizada es que ellos tampoco levantaban la voz, pasados unos minutos, ellos seguían revolviendo el resto de la casa, mientras que ella continuaba boca abajo en la cama con las esposas colocadas, y ahí es cuando aparentemente ambos sujetos se acoplan a la búsqueda, reiterándole todo el tiempo que le entregue dinero u oro.
En ese instante, proceden a pedirle su teléfono celular, el cual se encontraba en una mesa de luz junto a la cama de la mujer, y luego se retiran. Según la narración de la víctima, esperó un rato para asegurarse de que realmente se hubieran ido y cuando ya no escuchó más nada se dirigió hacia la planta baja, como pudo nerviosa, sujetó la llave de la puerta, logro abrirla, pero todo seguía oscuro, de hecho eso fue lo que la hizo percatar de que al teléfono celular lo habían dejado, porque se le encendió la pantalla.
Un poco aliviada y una vez afuera de su domicilio, la mujer se dirigió hacia la casa de su sobrina, la cual se encuentra contigua al patio de su vivienda, al alertarla se levanta su pareja, y la acompaña nuevamente a su casa donde pudo constatar que se habían llevado su motocicleta marca «Gilera», modelo Smash de color roja con detalles negros, que como referencia tiene roto un espejo y el asiento rasgado.
Si bien posee garage, la mujer atestigua que siempre suele guardar la motocicleta en el living/comedor, en en ese momento es cuando se intenta sacar las esposas, no pudo entonces cortó las cadenas para poder mover las manos, quedándole un “aro” en cada mano.
Allí es cuando comienza a buscar los cigarrillos ya que estaba muy nerviosa, regresa al piso de arriba, observa su cartera tirada en el piso, la levanta y observa que solo se llevaron una suma aproximada de $20.000 pesos argentinos, no le llevaron su documentación, ni tarjetas de crédito.
Al bajar logra ver la ventana del costado abierta, cuya abertura está en la cocina y da al patio, ahí es cuando aúna todas las piezas y nota que había olvidado los postigos de aluminio abiertos, deduce entonces que con una barreta descalzaron la traba de seguridad de los cristales, ya que no tienen rejas ni seguridad, y lograron fácilmente abrirlos, hasta el momento, no constata otros faltantes.
Uno de los detalles más importantes del hecho, es que la protagonista posee cámaras de seguridad ubicadas en la puerta de su domicilio, pero desconoce si almacenan o no el contenido.
Hasta el momento, no presenta sospechas de quien pudo haber sido. Afortunadamente, la mujer no fue golpeada ni se encuentra lastimada, sólo posee la marca de las esposas en la muñeca.
Además, cierra la mujer, si logró escuchar que se encendieron dos motos en la huida de los ladrones sinvergüenza, motivo por el cual logra deducir que una de las motos fue la suya, ya que la llave de la misma se encontraba arriba de la mesa a simple vista.
Interviene Fiscalía y la mujer se encuentra a la expectativa de recuperar parte de sus bienes, una cosa si es segura: sabe que no podrá olvidarse del «mal trago» que le hicieron padecer en su propia casa.